Opinión | Mirando despacio

Se buscan lectores

Se busca gente que se emocione ante el escaparate de una librería, personas curiosas que frecuenten bibliotecas, personas con listas de libros por leer en lugar de listas de cosas por hacer

Día del libro: homenaje a Alexis Ravelo

Día del libro: homenaje a Alexis Ravelo / José Carlos Guerra

La pasada semana se celebró La Feria del Libro en Telde. Cinco días de charlas, actuaciones, talleres, encuentros con autores y firmas. Tuve la suerte de compartir una mañana con gente que vibraba con la lectura, con autores que presentaban su nuevo libro con la ilusión del primero, con libreros y editoriales que disfrutaban dando a conocer los pormenores de las obras que ofrecían.

La semana pasada una amiga cerró su librería. Su pasión por la lectura, su sabiduría y su carisma entusiasta no bastaron, no fueron suficientes para evitar que echara el cerrojo a su querido sueño…

«No conozco en el mundo nada que tenga tanto poder como una palabra. A veces escribo una y la miro hasta que comienza a brillar» (Emily Dickinson)

Escribir está de moda, cada vez más encuentro gente anónima interesada en expresar sus experiencias, su pasado o sus anhelos en unas hojas de papel. Plasmar en un manuscrito aquello que sale desde muy adentro se convierte en todo un arte. La escritura funciona también como catarsis, ya lo decía Alejandra Pizarnik: «Escribo para sanar las heridas que nadie ve».

Cada vez más los escritores con libros ya publicados se animan a seguir escribiendo; ofreciéndole a los lectores nuevas historias, nuevas respuestas a sus preguntas, nuevas formas de ver la vida. Escribir requiere de un proceso creativo muy intenso, de mucho tiempo en soledad, de muchas ganas de desnudar el alma para ofrecer la esencia misma a cada lector. Escribir pues, se convierte en un acto de amor, donde el escritor más allá de pensar en los beneficios económicos, piensa y siente que debe dar lo mejor en cada nueva página en blanco.

«En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle sentido a nuestra existencia» (Miguel De Cervantes)

Leer pues, se convierte en un acto de empatía, un acto donde conectamos con el mensaje de la obra, donde podemos tomar prestada la identidad de los personajes de cada libro leído. Leer nos invita a salir de nuestros patrones establecidos, nos llama a abrirnos al mundo desde una nueva mirada y, sobre todo, nos impulsa a descubrirnos en alguno de los párrafos, esos que volvemos a leer una y otra vez.

«Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida» (Mario Vargas Llosa)

Evidentemente coincido con el Premio Nobel, los libros no sólo llenan muchas estanterías de mi hogar, también han estado presentes en mi vida empapándome de luz y mostrándome multitud de lecciones necesarias. Antes de lanzarme a la lectura de un nuevo libro, me gusta tocarlo, olerlo, mirarlo con gratitud. Me encanta imaginarme esas horas derrochadas y ese entusiasmo que, a buen seguro, el autor ha imprimido a cada una de sus letras. Luego me sumerjo en la lectura y me dejo llevar… a la deriva, sin rumbo. Puedo cambiar de siglo a mi antojo, de escenario, de compañeros de viaje… puedo dirigirme a aquel lugar donde los sueños son posibles y donde el tiempo es eterno.

«El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee» (Umberto Eco)

¿Cuántos años tarda un escritor en acabar su manuscrito? ¿Cuántas personas se interesarán por su obra? ¿Cuántas personas culpan al factor tiempo de su escaso hábito lector? No sé si se trata de un pensamiento mágico, pero me gusta creer que tengo tiempo para todo aquello que para mí resulta prioritario.

Instagram con poco más de 10 años de vida cuenta con 1.200 millones de seguidores. Seguidores que invierten varias horas al día dando golpecitos al móvil. Las preguntas las conocemos, las respuestas no sé si están claras… ¿Por qué nos dejamos envolver en las redes? ¿Por qué somos prisioneros de las pantallas? ¿Cuántas horas le robamos al sueño por no ser capaces de apagar el dispositivo? ¿Realmente vivimos dopados por los likes?

Sin embargo, las estadísticas hablan de que una tercera parte de los españoles no lee nunca, entre el resto de la población existe un amplio espectro que oscila desde los lectores ocasionales a los lectores habituales. La lectura debería estar prescrita por los médicos, pienso que realmente mejora la salud física y emocional. El silencio, el reposo, la presencia, los aprendizajes, el detener los pensamientos recurrentes… sólo pueden tener beneficios positivos. Es posible que la lectura también funcione como los hidratos de carbono de absorción lenta, ya que la energía después de leer un rato se mantiene a lo largo de varias horas. Sin embargo, cuando consumimos tiktoks, historias o publicaciones de las redes estamos ingiriendo «productos refinados»; la energía sube rápidamente y cae en picado a los pocos minutos… a la espera de nuevos suministros, a la espera de nuevos likes.

Se buscan lectores, lectores fieles. Se busca gente que se emocione ante el escaparate de una librería, personas curiosas que frecuenten bibliotecas, personas con listas de libros por leer en lugar de listas de cosas por hacer, seres sensibles que sientan un vuelco en el corazón cuando una librería de barrio se ve obligada a colgar el cartel de cerrado por falta de lectores.